sábado, 4 de abril de 2009

Un Frente Único contra la crisis

Por un Frente Anticapitalista
  • ¿Qué significa una posición anticapitalista?
  • ¿Es lo mismo a una posición socialista?
  • Si no es lo mismo...¿Son compatibles?
Lo que sigue es una breve clarificación a estas preguntas que, considero, irán tomando fuerte consistencia con el correr de los días y los meses en el mundo y en particular, en Argentina.

"La posición anticapitalista se distingue de la socialista en que defiende las viejas reivindicaciones de las masas en un contexto de derrumbe capitalista y que no vacila en hacerlo por medio de todos los métodos de movilización a su alcance, pero no plantea una estrategia de transformación social por medios revolucionarios, ni prepara sistemáticamente las condiciones de esa revolución a través de la teoría y de la práctica, y por medio de la propaganda, la agitación y la organización. Una coalición anticapitalista es un frente único de lucha por las reivindicaciones elementales de los explotados en un contexto de derrumbe del capitalismo y, por lo tanto, de transición política y social."
Extraído de: Prensa Obrera.

jueves, 2 de abril de 2009

La Muerte de Alfonsín

Llama la atención la cantidad de personas que se han emocionado ante el final de la vida del ex-presidente Raúl Alfonsín.
Digo que llama la atención porque la muerte de Alfonsín colocó en escena a un partido político que se desintegró a partir del Pacto de Olivos (pacto pergeniado por el susodicho y el entonces presidente Carlos Menem). Pero tuvo su tiro de gracia con la experiencia centroizquierdista del gobierno de la Alianza con De la Rua como referente institucional.

Creo que muchas razones cruzan ese sentimentalismo surgido, según los grandes medios de comunicación, espontaneamente. Claro que hay razones para ese surgimiento. La gente no se siente oida por los políticos y menos identificada con ellos y sus decisiones. A partir de aquí construye un pasado mítico sobre la figura democrática y lo separa del presente trágico. De ahí que el sentimentalismo pretenda canalizarse en críticas hacia los dirigentes políticos gobernantes. Es por eso que puede enmarcarse el entierro de Alfonsín dentro de un contexto opositor al gobierno. Una oposición liderada por la Mesa de Enlace (distintos organismos representantes de grandes, medianos y pequeños productores del campo) y acompañada por pejotistas disidentes, macristas; cívicos (Carrió) y radicales. A quiénes se suman algunos sectores de la izquierda (PCR y MST).

Sin embargo muchos sentimentales que se marean por lo que producen sus sentidos y que se quejan de la dirigencia actual olvidan que Alfonsín ha sido parte constitutiva de la misma.
Alfonsín fue quién avaló al menemismo con el pacto de olivos y la nueva constitución de 1994 como así también construyó la Alianza, opción política que fue gobierno después de Menem.

Impulsaron y construyeron esta confusión los medios de comunicación que describieron una parcialidad de la personalidad del fallecido. Pero su persona no se aleja de su ser, de su existencia como político, como referente de uno de los dos partidos tradicionales de la Argentina. Un partido con su historia golpista y entreguista. En definitiva la muerte de Alfonsín ha colocado, por la ventana, en el escenario político nuevamente al radicalismo. Pero si así entra, habrá que ver como sale.

Frente a la muerte de Alfonsín los medios callaron que él, antes de asumir, ya contemplaba la Ley de Obediencia Debida por la cual los militares que actuaron en el período de la dictadura no debían ser ni juzgados ni condenados de la misma manera que sus superiores. Él prometió juzgar a los jefes de las Juntas Militares oponiendose a enjuiciar a quiénes habían "cumplido órdenes". De este modo los torturadores y aquellos que apretaron los gatillos y empujaron al Río a decenas de personas iban a quedar sin penas.

Negoció con los levantamientos militares de los llamados "carapintadas" pero no perdonó la insurrección del Movimiento Todos por la Patria (MTP) y ordenó la represión a un militar que estaba denunciado por tortura seguida de muerte y desaparición bajo la última dictadura. La intervención militar terminó con la utilización de armas de guerra, bombas incendiarias, nuevos detenidos, nuevos torturados y nuevos desaparecidos.

Implementó planes de ajuste a escala nacional alineados a las propuestas de los organismos financieros internacionales.
El fin de su mandato fue impuesto por un golpe de mercado al cual nunca denunció y menos enfrentó. Golpe que le costó al pueblo el encarecimiento de sus niveles de vida y la pauperización de muchisimos trabajadores.

Sin embargo hoy se lo llama el "padre de la democracia". Repasando simples datos históricos uno puede ver que Alfonsín fue la personificación de una transición entre la dictadura militar al régimen democrático. En el cual prosiguieron, de diversas formas, las políticas represivas, las políticas económicas a costa de las mayorías sociales. Políticas cuyo puntapié incial había instalado la dictadura y que cobraron forma, de manera definitiva, bajo el gobierno de Menem.

Alfonsín fue la transición del regimen dictatorial al regimen democrático que incluye los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA, al regimiento militar de Rio Tercero, a los miles de chicos asesinados por la policía en lo que se ha denominado "gatillo fácil". A las políticas económicas de endeudamiento y desocupación y explotación; como así tambien al abandono de la educación y la salud pública.

Si es el padre de la democracia entonces, tambien, es el padre de lo que hoy vivimos. Ha muerto, en conclusión, un funcionario que se presentó como el cambio pero para que nada cambie.
Ha sido un gatopardo más en la historia argentina.