lunes, 15 de junio de 2009

Entre los Muros: Entre les Murs

En la película dirigida por Laurent Cantet, “entre los muros” (Entre les murs), puede observarse de una manera altamente fidedigna las situaciones reales (y a veces potenciales) que se suceden en la vida cotidiana de los docentes. Esto sería el aspecto interesante del film ya que no construye una imagen basándose en el ideal social acerca del rol docente sino que hace presente, fundamentalmente, las limitaciones con la que este rol se encuentra.

Durante el film, esto me ha sucedido a mi, uno se mantiene expectante a la solución y a la construcción de un sentido basado en que el docente va a encontrar “algo” en sus alumnos para desarrollar o en que va a mostrarles “algo” que a ellos les servirá. Sin embargo esa instancia, ese sentido que esperaba encontrar nunca llega. Ahí me parece que está lo revelador, trágico y particular que posee este film con respecto a otros que se basan en la temática del “mundo docente”. A partir de acá salen a la luz diversas concepciones que me interesan poner en tela de juicio. La primera se desprende de la, llamémosla, “esperanza del espectador”. Por la cual se parte de una idea en la que el docente es el sujeto del saber. Es el que tiene "algo" que descubrir en los chicos, es el que "algo" les va a ofrecer. En ese sentido la primer limitación parte de la reproducción de la idea de que el saber se sitúa en un lugar y unilateralmente se ofrece. Pero no solo aquí se pone en evidencia. Fundamentalmente esa dinámica del pensamiento se evidencia en la particularidad de este film. Ya que es un film que reproduce lo que sucede en la cotidianeidad de la enseñanza. Qué se haya generado tanto asombro y espectacularidad hacia el film creo que tiene que ver con que el mismo no reproduce la relación imaginaria y excepcional de los docentes que salen triunfadores frente al grupo de alumnos sino que fija su mirada en la constante educativa.

Las otras constantes son: Los limites de la práctica docente; sus recursos para la comprensión y las posibilidades del docente por brindar espacios que canalicen las expresiones surgidas. Para dar cuenta de esto se puede citar, por un lado, que existe un “alumno problema” y en un momento determinado, ante una tarea en concreta, este alumno se siente a gusto. El alumno disfruta de su producto el cual es, a su vez, tomado en consideración por su docente y sus compañeros. La limitación que acá aparece es que frente a esa potencialidad el docente no hace nada más. Digo el docente porque no hay una instancia en la cual él, institucionalmente o informalmente, tansmita a sus compañeros docentes o a los miembros de la dirección la capacidad y la potencialidad del alumno expresadas en ese trabajo. Este docente callará durante el film frente a la cotidianeidad institucional.

El otro límite que se observa es la incapacidad, por parte del docente, de dar cuenta de las diferencias sociales y por lo tanto de las perspectivas que poseen sus alumnos. Una diferencia que constantemente está emergiendo en su materia ya sea en el diálogo mantenido en la relación docente / alumnos. También se evidencia en las peleas o en los intercambios entre los propios alumnos. No creo que sea necesaria una solución al estilo "escritores de la libertad" de todos modos me parece que frente a lo que estalla en el curso el docente puede utilizar el recurso del debate y dejar que se planteen preguntas que no necesariamente cierren.

El docente se encuentra sumergido por los condicionantes sociales. En la sala de profesores la escuela se reduce a la institución y ante el atisbo de pensar sus acciones y las consecuencias más allá de la misma serán los docentes quienes obturarán esa posibilidad. A partir de ahí, entonces, la escuela se transforma en una institución expulsiva resultado de una maquinaria en la cual el docente es un engranaje más. De todos modos, si no se puede "ir más allá de la institución" se debería buscar en el "más acá institucional" acá aparece el abrumador silencio del docente quién podría esbozar la contradicción que presenta el alumno que se comporta fuera de la norma.

Otros aspectos interesantes en el film tiene que ver con la forma de posicionarse frente a los alumnos. Hay un discurso de falsa igualdad cuando el docente acepta ser increpado en los términos de “si yo lo hago, usted también hágalo” (comentarios de esa índole le hacen los alumnos al docente). El docente efectivamente posee otro rol, posee una responsabilidad lo que no implica que él posea la verdad, ni la razón. Porque en definitiva la verdad se evidencia a raíz del debate de las distintas certezas y la razón la posee todo ser racional.

Por último una alumna se acerca y tímidamente le dice al docente: “Yo este año no he aprendido nada”. El docente le brinda como respuesta que sí. Ella insiste, entonces él termina imponiendo que sí lo ha hecho. Dejemos de lado esa imposición porque lo que me pareció interesante es que mediante la indagación que el docente hace y la respuesta que recibe termina expresándose una dinámica de la razón del creyente. Es decir, sucedería que aunque no lo sepas aprendiste por lo tanto “cree en que si lo has hecho”. Esa sería la respuesta última con la que el docente estaría cerrando un ciclo lectivo con sus alumnos. Ante este planteo queda en evidencia, a mí entender, la bancarrota o el colapso del sistema educativo. No se aferra uno a la demostración racional poniendo en cuestión la afirmación de la alumna, sino que se le indica que crea. Se le afirma desde afuera que si, que ella sabe más allá de lo que ella considera propiamente. Es decir, alguien sabe que ella sabe. ¿Cómo lo sabe? Porque ese alguien sabe más que ella.

Es una película que no puede pasar desapercibida. Merece un serio debate que permita poner en cuestión estas prácticas y ofrecer nuevos alcances ya que la actividad docente posee un rol profundamente político. Es una película que pone en primer plano la pregunta de quién educa al educador y también de cómo se lo educa. Preguntas que impulsan y amplían el interrogante sobre las posibilidades reales y por lo tanto de las problemáticas reales del ejercicio del rol docente. En ese sentido la ampliación del debate debería llevarnos, de forma obligada, a la discusión del lugar que ocupa la educación en el Estado. De esta manera cobra una dimensión política el análisis enriqueciéndose el debate y ampliándose el horizonte para generar nuevas formas de pensar y de intervenir sobre los problemas de la educación.